Cuando nos sentimos abrumados, con ideas constantes que nos lastiman, sentimientos y emociones que no entendemos, preocupación, estrés e incluso malestares físicos, podemos estar más sensibles a lo que ocurre en nuestro entorno. Por lo que es posible que amistades, familiares, la pareja, nos noten diferente, quizás tengamos un comportamiento inusual, y nos hagan comentarios al respecto. Dependiendo de la situación, pudieran sugerirnos ir al psicólogo. No puedo asumir lo que tú, lector, pudieras pensar y sentir en ese momento, sin embargo, voy a tomar como referencia para este texto, aquellos a quienes no les guste la idea, aunque lo que expresaré pudiera ser útil aun si no te resistes a ir con un profesional de la salud mental.
Quiero comentarte que es válido que no te parezca la opción de ir a terapia, punto. La terapia es una de muchas posibilidades de tratamiento, porque depende del caso, por ejemplo, quizás tengas estrés por una situación económica, pudieras ir a terapia para saber cómo manejar tus emociones ante lo que te encuentres viviendo, pero igual y si no vas a terapia y en su lugar haces ejercicio o tal vez meditación puede ayudar; cuando se resuelva la situación económica ese estrés va a llegar a desaparecer. No se trata que siempre que tengamos un malestar emocional forzosamente debemos ir a atención psicológica. Pero, por otro lado, cómo distinguir si tu situación lo amerita y cómo darte la oportunidad de atenderte aunque sientas rechazo ante esto, continúa leyendo.
Es posible que en nuestro desarrollo como personas, hayamos heredado enseñanzas, creencias, ideas de nuestra familia, sociedad, amistades, y de los aprendizajes de nuestra propia experiencia que utilizamos como guías en nuestra vida. Por ejemplo, cuando una madre en su lecho de muerte le dice a su hijo “se fuerte”, el hijo se propone ser lo más fuerte que se pueda, sin embargo, ¿qué habrá querido decir la madre con esto? Y ¿qué habrá interpretado el hijo? Como resultado, el hijo trata de reprimir sus emociones frente a la pérdida de su madre, no se apoya en nadie, intenta mostrar un semblante inquebrantable que se hace insostenible con el paso del tiempo provocando algunos de los siguientes síntomas: insomnio, cambios en el apetito, dolor de cuerpo, cansancio, jaqueca, ansiedad, desmotivación.
Te das cuenta que a partir de una idea, la persona comienza a actuar de acuerdo a ella, ahora, imagina que alguien nos dice “la terapia es para los que no saben resolver problemas”, “al psicólogo va la gente que es débil” sin conocer de qué trata la psicoterapia, la gente asume, sin cuestionar, ni investigar, que entonces si le dicen que vaya a terapia, es porque lo ven “débil”, o que no puede ser “fuerte” ante los problemas de la vida. Es por eso que te comento que es válido lo que hasta este momento pienses sobre la idea de solicitar atención profesional, pero a partir de aquí, qué te parece si lo miras de la siguiente forma. Estos ejemplos de ideas y o creencias que te mencioné, se pueden cambiar. Por ejemplo, una creencia machista “la mujer no debe estudiar porque su responsabilidad está en la casa, en atender a su familia, dedicarse a la crianza de sus hijos”, esta creencia con el tiempo ha ido cambiando, las mujeres han encontrado en esta idea una limitación para su desarrollo personal, intelectual y económico, por lo que han luchado para disfrutar y elegir sus propias decisiones de estudiar, trabajar y/o criar a sus hijos, entre otras posibilidades pero por elección propia, no por la imposición de la creencia.
Sirva este ejemplo para replantear la idea de ir a terapia, que en el pasado quede la idea que limita a que recibas el apoyo de salud pertinente para tu cuidado personal. Que aquello que te está causando un malestar emocional, lo aceptes como parte de ser humano, y que el cuidado de ti mismo sea lo más normal como comer y dormir, al sentir un malestar en ti mismo, surge la necesidad de atenderlo, así como el hambre a la comida, así como el sueño a la cama.
Considera que si te hacen la sugerencia de ir al psicólogo, quiere decir que las personas que te rodean, te aprecian y reconocen su limitación para ayudarte de la manera que lo requieres, que si bien es poderoso el hablar con un amigo, con una madre, complementarías esa red de apoyo con un profesional, quien con el conocimiento y técnicas podrá orientarte y fortalecer tus recursos con los que enfrentas las circunstancias de la vida.
Por lo tanto, si identificas que te has sentido mal durante más de un mes, que las cosas que hacías para sentirte mejor no están funcionando del todo, te encuentras distraído en algunas actividades de tu vida cotidiana, como el trabajo, la escuela o incluso en la relación contigo mismo, y/o con tu familia, sopesa entre la decisión de elegir tu bienestar o de continuar en un sufrimiento por aparentar un “ser mítico”. Te comparto una frase que acabo de recordar del terapeuta Aaron Beck: Corregir las creencias erróneas, mitiga las reacciones exageradas.