El amor y la monotonía

¿Te acuerdas de la emoción de ver a la persona que te gustaba, por primera vez? ¿Esperabas con ansias su llamada, sus mensajes? ¿Recuerdas la primera vez que salieron al cine, al café, a una fiesta? Parecía que querías más y más de esa persona que posteriormente se convertiría en tu pareja. ¿Cómo se podría llamar este enamoramiento de otra manera? Quizás adivinaste… diríamos que es la novedad y es difícil entender que la novedad y la monotonía pueden convivir en la misma relación. Verás, la monotonía es la falta de variedad o sea lo “mismo” una y otra vez; en la pareja usualmente se refiere al tedio o aburrimiento en la dinámica de la relación y no tiene que ser precisamente algo negativo ni fatalista. 

Pero ¿cómo algo que empezó tan bonito, emocionante, insaciable, llega a un punto monótono? Esto me recuerda a una frase del libro Amor de Isabel Allende que dice así: 

¿Qué enciende la pasión? La propia fantasía. ¿Qué la apaga? La rutina, si uno se descuida, y la pobreza. 

En el enamoramiento hay más fantasía y más deseo que amor. En el amor hay más compromiso, más obligaciones y más realidad. Y no sólo eso, una relación de pareja es un micro-mundo, una pequeña sociedad integrada por dos personas con individualidades conviviendo en el tiempo y espacio. Sin embargo, no por eso significa que no hay lugar para la pasión y el deseo en la pareja establecida, al contrario, sí lo hay pero no es el todo. 

La monotonía, en este contexto, no significa la muerte de la relación, el tedio y el aburrimiento son parte de la vida. Hace algunos años, navegando en internet como cualquier otro mortal, me topé con un vídeo en Youtube, era una entrevista del autor del libro The Subtle Art of Not Giving a F*ck, Mark Manson (te agrego el vídeo al final); me llamó la atención su punto de vista sobre el aburrimiento, Manson mencionó que nosotros, en la actualidad, no toleramos estar aburridos. Me hizo mucho sentido dicha declaración, pues estamos en la época de la “satisfacción inmediata” y parece ser que llegó para quedarse. 

Voltea a donde quieras, estamos rodeados con productos y servicios que venden la promesa de satisfacer tu deseo: sentir al máximo, vivir como si murieras mañana, complácete hoy. No construyas nada, no hay tiempo, siente hoy, no trates de pensar, no vale la pena si el mundo acaba mañana.

El mensaje es algo así: cuando estoy aburrido y tengo infinidad de alternativas de entretenimiento, sólo requiero cambiar de canal, streaming, apps de redes sociales, dispositivo, incluso, si me aburro de mi vida puedo cambiar de gym, entrenador, profesión, trabajo, ciudad ¡y país! ¿No me gusta mi familia, mis amigos, mi pareja? ¡De igual forma puedo conseguir otros seres en mi vida! Sí, es algo extremista pero igual sucede. 

No me interesa el juicio moral si lo anterior es bueno o malo, lo que me interesa es entender que si queremos ser amados, valorados, reconocidos, es importante reconocer que requerimos de una rutina, no en la connotación negativa de la monotonía, sino en el esfuerzo que va a requerir construir o establecer una relación con la persona que en un principio fue deseada, pero que en la monotonía y en el aburrimiento, la constante fue la adaptación voluntaria de ambos y la responsabilidad mutua de mantener íntegra la relación. Como ves, el amor no es cualquier cosa. 

En la rutina se trabaja la seguridad, la reafirmación, el compromiso, no hay espacio para la duda. La rutina brinda la sensación de certeza. Por ejemplo, practicar día con día los valores como: fidelidad, respeto, sinceridad, compromiso, honor, responsabilidad, lealtad guiarán tus decisiones no sólo personales, sino de pareja, de trabajo, etc.. te brindarán una estabilidad emocional. Te lo pongo de otra manera: valores + decisiones + compromiso = amor. 

Los valores: te orientan a tomar mejores decisiones, elecciones constructivas. 

Decisiones: todo el tiempo estamos tomando decisiones, desde que decides levantarte por la mañana, hasta que te vuelves a acostar en tu cama. Y cada día que estás con tu pareja, lo estás, a su vez, decidiendo. 

Compromiso: es pesado, es monótono, es una obligación auto-impuesta. Es el esfuerzo que da como resultado un logro.

Amor:  trabajo para mantener la plenitud, trascendencia y realización.  

Lo dicho anteriormente deben ser componentes de la rutina que día a día se elige vivir por el bienestar de mí mismo y mi área social (o roles sociales: familia, amistades, pareja, trabajo, comunidad, etc.) ¿Y qué hay del deseo y la pasión, la fantasía? Se tiene que ser creativo, porque estamos, paradójicamente en un constante cambio, lo que implica nuestro desarrollo individual que impacta directamente la evolución de nuestra relación de pareja, ya sea noviazgo o matrimonio. 

No es lo mismo ser novios, a ser una pareja con hijos, o una pareja de jubilados etc. Individualmente estamos en constante transformación que implica a su vez una continua adaptación durante el crecimiento, no sólo mío, también de los términos del desarrollo personal de mi pareja. 

Al menos hace 40 años, todavía era frecuente el matrimonio convencional: el esposo tenía un rol definido de ser el proveedor económico y la madre la responsable de la crianza y de la administración del hogar. Por lo que es fácil comprender que las rutinas de estos roles eran muy claras, pero hoy en día, lo convencional es sólo una de las opciones a nuestra disposición; por ejemplo ahora la mujer adquiere por lucha propia, más roles, como el estudiar, trabajar, emprender, ocupar cargos demandantes, no sólo ser madre y la crianza. Es por esto que hoy en día cuesta más empatar el proyecto de vida con el del enamorado. 

Un día, a los 40 años, alguien puede sentir que ya no le gusta la vida que lleva y no quedarse callado o “aguantarse” como antes que decían que tú elegiste esa vida y no hay más qué hacer. Antes el compromiso era con la elección de una vida convencional, pero ahora, el compromiso puede ser así o con mi individualidad en un mundo lleno de más opciones. Actualmente, las parejas se puede separar por no ser compatibles, no precisamente por la monotonía por sí misma. 

El amor es una construcción y esfuerzo constante y agregaría que la monotonía es como una señal, quizás la puedas interpretar como una alerta para cambiar algo, un indicador que las cosas marchan bien, una situación que no requiere atención, o un campo fértil para idear en pareja hacer algo diferente e interesante pero juntos.

En mi experiencia como terapeuta he identificado algunos ejemplos de la monotonía que mencionan mis clientes son: desencanto, dar por sentado, problemas sin resolver, pocas actividades que pueden hacer juntos (falta de afinidad), poco tiempo disponible, poco presupuesto económico, cansancio de otras área de la vida: trabajo, ser padre, estudios (universitarios, posgrados, capacitación), querer hacer muchas actividades que dejen poco tiempo a la pareja. Creencias o ideas como: mi pareja es aburrida, mi pareja tiene que ser mi todo, mi pareja me tiene que satisfacer, nos alcanzó la rutina; tenemos los mismos problemas desde hace tiempo y nada cambia, me siento estancado, no puedo expresarme libremente con mi pareja. ¿Si la monotonía puede ser una señal de necesidad de cambio, qué posibles soluciones dialogarías en pareja, de estos ejemplos de problemas? 

El amor tiene un componente de monotonía o rutina porque requiere del compromiso constante si se quiere mantener fortalecido, sin embargo el deseo se muere una vez que se satisface, por lo que desear no es lo mismo que amar. El amor, al no ser un sentimiento, sino más un valor, puede enriquecerse hasta el infinito, al contrario, el deseo, la emoción de lo novedoso, tenderá a desvanecerse cada vez que sea satisfecho.

Por lo que te dejo la siguiente reflexión: ¿tú quieres estar enamorado o amar y ser amado? 

Vídeo mencionado:

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