Si últimamente en tu relación de pareja sientes inseguridad, desconfianza, culpa, temor, tristeza, baja autoestima, entre otros y quizás no encuentres explicación, te invito a continuar leyendo.
Como dicen por ahí: si veo un animal que camina como pato, tiene pico como un pato, grazna como pato y nada como pato ¿qué es? ¡Pues un pato! Entonces te pregunto ¿cómo lo supiste? Pues porque sabes lo que identifica a un pato de otras aves. Ahora, que este ejercicio de inferencia nos sirva para identificar la violencia emocional. ¡Qué no te agarre de bajada, a todos nos puede pasar!
Los comportamientos que tiene una persona que ejerce la violencia emocional pueden ser los siguientes:
- Humillación
Podemos llamar actos de humillación a todas aquellas conductas donde se señale, con intención de herir a la persona, algún atributo como las creencias, la inteligencia, el aspecto físico, la personalidad etc. Entre las formas de humillación están las siguientes:
- Burlas e insultos: Parecen inofensivas, pues sino te ríes te acusan de no tener sentido del humor. O sea, a aparte de que se está burlando de ti, te acusa de ser demasiado “sentido” y no divertirte a expensas tuyas, tomarte las cosas muy en serio. ¿Te das cuenta del descaro? La burla puede contener una crítica a tu forma de ser, pensar, vestir, aspecto físico, en fin, como por ejemplo decirte “tienes pelos de alambre” “Estás tan alto y flaco que pareces un poste” “Estás bien menso”.
- Descalificación: Cuando nuestra pareja nos descalifica se siente como si lo que hiciéramos o sintiéramos no tuviera importancia o como si lo hiciéramos mal, por ejemplo: le comentas a tu pareja que te sientes contento porque te propusiste hacer ejercicio y te has inscrito al gimnasio, a lo que te responde que es inútil que lo hayas hecho porque no tienes fuerza de voluntad, que habría sido mejor gastar ese dinero en otra cosa de mayor relevancia. Otro ejemplo puede ser cuando con mucha ilusión, a tu pareja le das un regalo, pero para tu pareja no es del color o tamaño adecuado, o le encuentra un defecto en lugar de reconocer el detalle y tu esfuerzo y sentimientos que para ti representó darle un presente.
- Ignorar
El ignorar anula a la persona, ya sea en sus necesidades de escucha, de cariño, de atención y de comunicación. Por ejemplo, cuando se le habla a la pareja y no responde ni mensajes, ni llamadas, o si viven juntos, no dirigirse la palabra, actuar como si no estuviera o incluso ni siquiera llegar al hogar.
- Celar
Los celos pueden ser la manifestación del temor de una amenaza hacia la relación o el miedo al abandono, por lo que su manifestación se refleja en tratar de tener el control sobre la pareja: en lo que hace, con quién, en qué momento, y por lo tanto, todo aquello que parece amenazante se trata de “borrar del mapa”. Por ejemplo la frase “yo confío en ti, pero no en los demás” lo que puede interpretarse como: los otros te pueden alejar de mí aunque no sea tu intención por lo que tienes que evitarlos para que siempre estemos juntos.
- Manipulación
Manipular requiere de una gran capacidad para disolver la realidad con el objetivo de lograr un fin personal. Un ejemplo claro de la manipulación es el chantaje. Supongamos que tu pareja siente una amenaza para la relación cuando tú sales solo (sola) o con tus amistades, por lo que te comenta algo como: creo que ya has salido mucho… parece que ya no quieres estar conmigo. Lo que tiene como consecuencia cuestionarte si al salir le demuestras que ya no lo quieres y por lo tanto, para demostrarle tu “amor” te alejas poco a poco de tus seres queridos. Las mentiras o el engaño también son un componente de la manipulación, la persona miente para tratar de que veas la realidad a su favor.
Un acto muy común de la manipulación es culpar a la pareja. ¿Te suena familiar la frase “Tú me haces enojar” o “tú me provocas”? Hay que entender que cada quien es responsable de sus emociones y de su acciones en consecuencia. Es cierto que podemos llegar a hacer algo que sea molesto para nuestra pareja sin la intención de lastimarlo, sin embargo, no justifica que nos agreda, pues, cuando asumimos responsabilidad sobre nuestras emociones, podemos tener mejor control sobre nuestras acciones y quizás en lugar de violentar a mi pareja, puedo optar por asumir cómo me siento, explicarle qué es lo que me molestó y llegar a un acuerdo de cómo podemos evitarlo o resolverlo.
- Intimidación
Los actos de intimidación usualmente tienen un componente que provoca miedo en la persona intimidada y los fines son de igual forma, para obtener un beneficio egoísta.
Puede ser que en una discusión que se sale de control, la pareja golpee la pared, rompa objetos a su paso, mostrando su fuerza de destrucción o de daño, mandando el mensaje de que a la víctima le puede ir peor sino cede ante la intimidación.
Lamentablemente la persona que ejerce violencia usará la justificación en nombre del “amor” para mantener unida a la pareja sin importar que cueste la estabilidad emocional, moral y autoestima del otro.
Minimizar estos actos, evita identificarlos como violencia y por lo tanto nuestras relaciones de pareja nos destruyen moralmente, lo ideal sería percibir lo que nos lastima, escucharnos y entendernos para vivir nuestras relaciones afectivas sin violencia; por otro lado, es importante practicar los valores del respeto, la honestidad, lealtad, compromiso y amor, que construyan nuestra vida de manera individual y de pareja para prevenir, en medida de lo posible, relaciones violentas.
Si identificas uno o más de estos comportamientos en tu relación, no lo dudes, recuerda que si tu pareja te humilla, ignora, te cela y/o te manipula, es violencia emocional.