La ansiedad es una respuesta biológica ante una amenaza real o imaginaria (usualmente cuando nos enfocamos en el futuro), para ponerlo en una definición breve y sencilla, es como un sistema de alarma que funciona para que te prepares y atiendas una situación que te pone en riesgo o que desconoces de qué se trata y se necesita estar alerta para enfrentar ese momento en particular.
Como lo mencioné, es una respuesta biológica con los siguientes actores en el cerebro: la amígdala, que es como un centro de “mando” de neuronas, ellas perciben que hay un riesgo (del ambiente o dentro de ti mismo, como el pensamiento catastrófico) y el cuerpo necesita prepararse para defenderse (escapar, luchar, congelarse o “cooperar con la situación”). La amígdala pues, manda una señal al hipotálamo (libera las hormonas manifestándose el estrés o en otras palabras: para que te pongas “al tiro”) preparando tus músculos, agudizando la visión, incrementando la oxigenación, etc. y mientras tu hipocampo (donde tienes tu memoria y aprendizaje) trata de encontrar en tus experiencias pasadas un contexto similar (aprendizaje previo de solución) a lo que te estás enfrentando en este momento y a su vez, tu corteza cerebral conecta esto en la interpretación de la realidad y obtengas como resultado que tomes la decisión y conducta más útil para afrontar el “problema”.
Pongamos de ejemplo lo siguiente: estás en tu salón de clases y el maestro acaba de llegar, lo observas y escuchas relativamente relajado, es un día como cualquiera; sin embargo, el profesor indica que saquen una hoja porque van a tener un examen sorpresa. ¡Oh-Oh! Tu amígdala dice ¿sorpresa? Tu hipotálamo te inunda con hormonas que aceleran tu ritmo cardíaco, tu hipocampo te dice “te va mal en los exámenes sorpresa” por lo que tu corteza prefrontal te comenta “ya bailamos las calmadas” aunque también te indica que no te queda más que responder el examen. Frente a esta situación puedes tener diferentes respuestas:
- Luchas: le dices al maestro que agarre la onda, que lo ponga otro día…
- Evitas: te excusas para ir al baño y ya no regresas
- Te bloqueas: lees las preguntas pero no eres capaz de responder aunque eres consciente de que sabes algunas de ellas.
- Cooperas: lo respondes con la bendición de tu dios.
Posiblemente la situación no pase a mayores y no te imposibilita a ir al día siguiente a la escuela, ya sea si reprobaste o no, esta ansiedad que experimentaste no te perturba tu día más allá de un mal momento hoy.
Esta ansiedad sería la de un origen de tipo cotidiano, la que tenemos todos los días y es funcional para los retos diarios, aunque la famosa ansiedad nos visita por otros motivos que te explico continuación:
Otras causas que pueden provocar síntomas de ansiedad y no precisamente ser cotidianas o patológicas son:
- Mudanza (cambio de domicilio en la ciudad, estado o país)
- No entender temas de la escuela, comenzar algún ciclo escolar o un trabajo con un nuevo empleador
- Cambios en la rutina por otras razones.
- Un viaje (incluso si es por placer)
- Hablar en público, exponer en clase
- Emprender un negocio o una actividad nueva como un pasatiempo, aprender a conducir un auto
- Organizar un evento: como una boda, quinceañera, etc.
- Graduarte o concluir tus estudios universitarios y estudiar un posgrado, realizar una tesis; o llevar a cabo una investigación
- Trámites administrativos en diversas instituciones bancarias, hospitalarias, de seguro, etc.
- Comenzar una nueva etapa en la vida, casarse, embarazo, tener hijos, jubilarse, etc.
Causas que pueden desarrollar síntomas o un trastorno de ansiedad (u otras enfermedades mentales):
- Bullying o acoso escolar
- Mobbing o acoso y condiciones precarias en el ambiente laboral (bajo salario, no contar con prestaciones de ley, explotación, acoso sexual, condiciones insalubres e inseguras) Síndrome de burnout (síndrome del quemado)
- Factores ambientales y sociales: inseguridad, pandemia, contaminación
- Violencia familiar, de pareja e infidelidad
- Deudas, pobreza
- Excesivo tiempo en redes sociales
- Ser cuidador de un familiar enfermo
- Poca o nulo conocimiento y regulación adecuada de las emociones
- Pérdida de un ser querido o mascota, pérdida del embarazo, aborto voluntario y pérdida de la salud (desarrollar una enfermedad como cáncer, amputación de un miembro o extremidad); también vivir un divorcio o rompimiento de pareja, ser despedido (duelo).
- Antecedentes familiares de trastornos mentales
Otra causa que quizás no tomamos en cuenta es, tener un temperamento ansioso, o sea, ya poseer una predisposición genética a tener una respuesta de ansiedad más fácilmente; el temperamento, según Jerome Kagan (profesor de Psicología en Harvard), es un patrón de comportamiento y respuestas emocionales que se reflejan desde temprana edad en la persona y que él propone dos tipos diferentes: el temperamento inhibido (personas vergonzosas, tímidos, temerosos) y desinhibido (extrovertidos y atrevidos). Por lo que, frente a un problema, si tienes un temperamento temeroso quizás experimentes en un mayor grado de intensidad de los síntomas de ansiedad que una persona con otro tipo de temperamento y que probablemente no signifique un reto para ella.
Por otro lado, la ansiedad se reconoce como un trastorno cuando el malestar sale del parámetro de lo funcional, que comienza a ser crónico y se convierte en un obstáculo para hacer nuestras actividades rutinarias o nos cuesta más esfuerzo llevarlas a cabo. Nos podemos dar cuenta de lo anterior cuando suceden algunos de estos malestares:
Somaticación: soma quiere decir cuerpo, la molestia se manifiesta en el cuerpo como contracción muscular, dolores de estómago, cabeza… problemas en la piel, temblores, mareos, tinitus (ese ruido agudo en el oído), diarrea, vómito, fatiga, entre otros.
Cognitivo: falta de atención/concentración, olvidos o poca retención en la memoria, problemas para aprender. Disociación (cuando tu mente divaga, sueñas despierto o en casos más severos hay pérdida de identidad, desorientación, alteración de la percepción de la realidad).
Autoestima: insatisfacción de tu rendimiento y desarrollo humano, así como un pobre concepto de ti mismo
Estado de ánimo: irritabilidad, llanto o sensibilidad, confusión, desesperación
Bajo rendimiento en nuestra área social (familiar, amistades, pareja), laboral o escolar, responsabilidades de la vida cotidiana como pagar cuentas, deberes cívicos etc.
Sí, esto continúa: la ansiedad como síntoma de diversos padecimientos
La ansiedad es el ajonjolí de todos los moles y también se encuentra en diversos trastornos mentales como los afectivos (ejemplo tenemos a la depresión), Trastorno de Déficit de Atención (TDA), trastorno Bipolar, entre otros. Pero la ansiedad (como síntoma) no se debe solo a un trastorno mental, también puede ser parte de otro padecimiento físico como enfermedad de la tiroides, síndrome de ovario poliquístico, diabetes, COVID-19, problemas en el sistema digestivo, adicciones, entre otros.
Ansiedad como trastorno:
Es vital tener un diagnóstico inicial por parte del psiquiatra, para contar un tratamiento pertinente y oportuno que brinde al paciente certeza y aprendizaje de su condición, tratamiento adecuado pues la ansiedad puede representar un padecimiento complejo de identificar, para darte contexto, te escribiré en una lista algunos tipos de trastornos de ansiedad.
- Trastorno de angustia
- Agorafobia
- Fobia específica
- Fobia social
- Trastorno obsesivo compulsivo
- Trastorno por estrés postraumático
- Trastorno por estrés agudo
- Trastorno de ansiedad generalizada
- Trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica
- Trastorno de ansiedad inducido por sustancias
- Trastorno de ansiedad no especificado.
Acciones preventivas y tratamientos:
Para prevenir es importante que consideres tener una rutina de cuidado tanto físico como mental: actividad física (ejercicio ¡no la actividad estresante de perseguir el camión o caminar detrás del jefe en la oficina!), comer de acuerdo a lo que le hace bien a tu cuerpo, tener una buena higiene bucal y de sueño; nutrir tus relaciones interpersonales y pedir apoyo cuando lo necesites, tomar descansos y contar con un pasatiempo o actividad que disfrutes (manualidades, escuchar música, leer un buen libro, meditación, lo que a ti te guste).
Si ya sospechas que necesitas atención profesional puedes acudir a un médico general que descarte los síntomas de cualquier otro padecimiento físico (taquicardias, desvanecimientos, cefaleas, mareos, temblores, etc.) y posteriormente acudir al psicólogo o psiquiatra, pues ya sea que el primero te canalice al segundo o viceversa. Los diferentes tratamientos pueden ser multidisciplinarios como el medicamento y la psicoterapia (dependiendo del diagnóstico, el modelo de intervención tendrá que ser acorde). Hago énfasis en que ni la psicoterapia es sustituto del medicamento, ni el medicamento resuelve todo.
Por supuesto, este documento no alcanzaría a cubrir todo sobre la ansiedad, y mi intención es informarte por qué es importante que no la ignores, como ves, la ansiedad no es sólo un síntoma, puede ser el reflejo de algo más y si ya tienes dificultades para regularla, es importantísimo que acudas a un profesional de la salud.
Finalmente, mientras la ansiedad no sea un trastorno o síntoma de otra enfermedad, esta respuesta natural (muchas veces malinterpretada y tratada) no está aquí para arruinar tu vida, necesitamos conocerla para prevenir futuros padecimientos, para atender la enfermedad y para mejorar nuestra calidad de vida.
Para que amplíes más el tema, te paso estas fuentes de información: