Llegó el día, por fin te decidiste a dar ese paso tan importante de tomar psicoterapia. Quizás exista un poco de sentimientos encontrados, pues tal vez nunca antes has hablado de situaciones, tan íntimas, con alguien totalmente desconocido. Te preguntas cosas como ¿será que me juzgará? ¿y si ni es para tanto? ¿Podría ser peor de lo que me imagino? Y entonces se siente una clara sensación de incertidumbre.
¡Te comprendo! Esto sólo es un ejemplo de alguien que quizás ya se encontraba predispuesto a que algo pudiera salir mal y por lo tanto comprobar que la terapia no es lo que necesita. Ojalá este no haya sido tu caso, sin embargo, es posible que el escenario que describa a continuación les sea familiar y es totalmente normal. Si desde un principio sentiste incertidumbre y luego de ir a una o unas cuantas sesiones ocurre que tu terapeuta te hizo un comentario que te incomodó o no te sentiste comprendido, continúa leyendo y no detengas tu proceso.
En cualquier relación, ya sea en la pareja, con el jefe, con el vecino, pueden ocurrir desacuerdos o malentendidos, y es natural. Ahora, en el contexto de psicoterapia, si estás con el terapeuta en sesión, recuerda que él tiene la responsabilidad de proceder lo más objetivo posible, esto quiere decir que sus prejuicios, ideales, creencias, los va a suspender por un rato, va a tratar de ver tu situación desde una perspectiva neutral y abierta a “n” posibilidades, sin embargo, esto no quiere decir que pueda adivinar y/o entender a la primera explicación o por otro lado, que lo que te diga, sea una confrontación con algo que posiblemente no habías visto o querido reconocer y sea doloroso enfrentarlo.
Entonces, supongamos que dentro del proceso, tu terapeuta te comentó algo con lo cual no concuerdas, ya sea que no te pareció, o simplemente no te gustó. Es válido que no estés de acuerdo; pero lo que sientes y pienses en ese momento es vital para tu trabajo en la terapia, por favor, no desistas; te explico por qué. El diálogo que se tiene entre un terapeuta y un cliente se rige por técnicas, ya sea de exploración, de reflexión, de acompañamiento, entre otras, esto significa que se están aplicando las herramientas para lograr el objetivo que se definió entre tú y el psicólogo, no se trata de una conversación que puedes tener con un amigo, o un familiar; imagina que estas herramientas son el medicamento que trata un malestar físico, pero en este caso, estamos hablando de un malestar emocional. Usualmente, los medicamentos no saben bien, y a veces, en el plano emocional, una observación terapéutica tampoco.
Te quiero compartir que si sientes que el terapeuta no te entendió, es cuestión de aclarar y continuar, si tú no compartes esto con tu terapeuta, él o ella, se imposibilitan para comprender mejor y por lo tanto darte una atención más adecuada a tus necesidades. Es posible que te de pena frente a un experto decirle que no te pareció lo que dijo o entendió, pero no te reserves, tú eres el experto en tu vida, el terapeuta no, nosotros somos expertos en las técnicas de intervención, de tratamiento psicológico. Jamás un terapeuta sabrá más de ti que tú mismo y tu retroalimentación, nos corrige lo que estamos interpretando para saber qué técnica aplicar.
Aquí quiero destacar que una característica de una intervención adecuada es cuando el terapeuta te dice “me da la impresión” o “parece que lo que sucede es”. Por otro lado, la psicoterapia va más allá de la comprensión y la contención de emociones, habrá ocasiones que sea difícil escuchar o reconocer lo que nos lastima y podrá ser que termines la sesión con sentimientos intensos de enojo, tristeza, impotencia, pero para eso tú ya sabrás que es parte de la transformación desde el malestar al bienestar.
Finalmente quiero agregar que el terapeuta de vocación sabe que esto sucede, sabe que no puede asumir como verdad lo que él entiende, da por hecho que cada persona es diferente y que la paciencia y el amor al quehacer psicoterapéutico está al servicio del cliente y por lo mismo, siempre estará dispuesto a continuar si tú así lo has decidido.
Al final de cuentas, si aún así sientes que tu terapeuta y tú no “encajan”, también es normal, lo que quiero comentarte es que tienes el derecho de expresarte y sentirte cómodo, así que puedes buscar otras opciones, habemos de varios enfoques psicoterapéuticos, de diferentes edades y generaciones, de varios géneros y con diversidad en nuestra experiencia laboral ¡continúa la búsqueda con el enfoque o estilo más adecuado para ti y para continuar con el cuidado de tu salud mental!